El Valle del Cinca se encuentra
situado en el extremo oriental de la provincia de Huesca
en el límite con Cataluña y forma una
unidad geográfica indisoluble con el cercano
curso del río Segre uniéndose ambos a
pocos kilómetros de su desembocadura en el Ebro
a unos 100 km. del Mediterráneo. Esta zona, de
clima seco y árido, tiene en las inmediaciones
de los cursos de los ríos un gran potencial agrícola
que constituye la principal fuente de riqueza en la
actualidad.
La comarca, regada por los ríos Alcanadre y
Cinca, ofrece un brusco contraste entre la vega hortofrutícola
de los valles y las zonas altas esteparias de secano,
situadas ambas una junto a otra sin solución
de continuidad. El clima es muy extremo con veranos
secos y muy calurosos e inviernos con frecuentes heladas.
Los recursos económicos son la explotación
de la huerta y la ganadería ovina fundamentalmente,
contando además la población de Alcolea
de Cinca con alguna actividad industrial (cerámica,
papelera) y de servicios (dos establecimientos hoteleros,
restaurantes, oficinas bancarias y comercios).
Sin embargo, en la Antigüedad su principal potencial
lo constituyó la existencia de esos cursos fluviales
que sirvieron como vía de comunicación
e intercambio a lo largo de siglos. Es en torno a los
ríos donde se establecen los principales asentamientos
desde la Prehistoria hasta épocas muy recientes.
Frente al hábitat en cuevas y abrigos de las
cercanas sierras prepirenáicas durante el Paleolítico
y Neolítico, a lo largo de la Edad del Bronce
se incrementa notablemente la colonización de
las tierras más bajas que continuará ininterrumpidamente
en época ibérica y romana. Dada su relativa
proximidad al mar y aprovechando como hemos dicho la
navegabilidad del Ebro y sus afluentes, las influencias
de las civilizaciones mediterráneas se dejarán
notar constatándose la presencia de producciones
cerámicas fenicias y griegas aunque en pequeñas
cantidades.